martes, 12 de julio de 2011

Moliendo café (Fanfare Ciocarlia)

Disfrutar de la ciudad en la que vives como si fueras una guiri sabe muy bien. Hoy por primera vez me senté (siendo consciente de la "clavada") en una terraza de la Plaza Mayor de Madrid. Me senté simplemente para estar ahí, y escuchar, y ver. Y tal vez también inconscientemente para encontrar esa casualidad con la que juega Medem en Los Amantes del Círculo Polar.

En la Plaza Mayor había música rumana de fondo y también un camarero al que parecía no gustarle mucho porque no paraba de increpar a los músicos, una pareja desdentada ya en la tercera edad, para que se fueran. Curioso, porque si yo había elegido esa terraza entre tantas otras fue precisamente por la música, por los músicos.

No entiendo esa cruzada que ayuntamientos, hosteleros y vecinos batallan últimamente contra la música en la calle. La música callejera significa encontrarte un directo sin esperarlo y además tiene esa intensidad de lo efímero, de lo que dura sólo un instante.

A pesar de la incomprensión que viven a diario los músicos de calle todavía quedan pequeños oasis como la iniciativa de Las Noches Bárbaras del Círculo de Bellas Artes que cada junio, cuando llega el verano, reúne a lo mejor de estos artistas errantes entre sus paredes.

La música de calle también tiene sus propios hits y mi preferido es Moliendo Café. Este tema es una canción que compuso el músico venezolano Hugo Blanco en 1958 cuando tenía 18 años. La primera versión grabada fue la de Mario Suárez y en la actualidad hay más de ochocientas, pero por supuesto yo me quedo con esa con la que te tropiezas inesperadamente un día. Y para ponerla aquí con la de Fanfare Ciocarlia, una banda gypsy de doce músicos procedentes de Zece Prajini, un pueblo del noreste de Rumanía.

Mi moneda hoy va para esa gorra que se pasea entre las mesas de una plaza, a poder ser la de Olavide (u Ola-vida, como también la llaman). Insert coin.

4 comentarios:

  1. Yo viví un año con un guitarrista debajo de mi balcón. Tocaba el mismo rift una y otra vez... Dire Straits. Acabé mudándome. La música en la calle está bien cuando pasas, escuchas, y te vas. Pero si tienes la suerte de vivir justo encima acabas por soñar con cuchillos y hachas. Todavía siento escalofríos cuando escucho ese rift de Dire Straits...

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  2. Entonces habrá que pedirle a los músicos que sean más variados en su repertorio, :)

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  3. Y que no toquen hasta las tres de la mañana... y que se den paseos de vez en cuando.

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